En la jerarquía de los dioses de la santería encontramos en primer lugar a un gran y poderoso Dios: Olofin, creador de todas las cosas del universo, este Dios esta acompañado siempre de otra deidad suprema: Olodumare, ella es la madre. La fusión de esta dos deidades es el encuentro entre le cielo y la tierra. Los dos viven en lo alto de una montaña en la ILÉ o casa. Estas deidades que vendrían a equivales al Dios Yhave para los católicos, están por encima de todo y son tan importantes que no se ocupan de asuntos humanos, para eso surgen los santos: intermediarios entre este Dios supremo y los hombres. Estos dioses mediadores se dividen a su vez en dos categorías: Orichas, cuyo poder deriva de Olofin o el Dios, es el caso de Obbatalá, rey de todos los santos, quien tiene potestad sobre los demás dioses. Finalmente, están los Orishas, cuyo poder depende no solamente de Olofin, sino de los Orichas, intermediarios ante Olofin- Olodumare.
Estos Dioses se comportan como seres humanos; aman, odian, son vengativos, mujeriegos, comilones. Los santos de este panteón no son seres humanos ni han pertenecido a la humanidad. En esencia son la encarnación de los espíritus de la naturaleza o de fuerzas elementales. En la Santería las fuerzas naturales toman formas humanas, esas formas humanas, a su vez, tienen un sentimiento preponderante es la fuerza natural que se manifiesta, la que ordena y concede. Así lo que se hace realmente no es pedir o adorar a un dios, sino estimulas una fuerza de la naturaleza. De esta manera, a Chango lo oímos en el trueno y lo vemos en el rayo. A Oyá la encontramos en el aire y las centellas. Oshun esta en las aguas dulces de los ríos. Algayu-sola en el volcán, Yemaya es el mar.
El lugar sagrado para los yorubas es el bosque o la selva. Allí surgen, nacen y viven todos sus Orichas.
Esta religión no esta regida por libros sagrados, pues sus dioses hablan por boca de sus fieles.
La práctica de esta religión obliga a sus fieles a construir y a mantener altares, a realizar periódicamente ofrendas a sus dioses, a vestir ropas de determinado color o llevar con ellos de manera permanente determinadas prendas o amuletos.
Los Dioses lucumies, a veces precisan sangre como alimento espiritual. Por esto sus fieles le sacrificas sus animales favoritos. Para hacer estas practicas hay que tener el Ache o poder divino concedido por el santo.
Estos Dioses se comportan como seres humanos; aman, odian, son vengativos, mujeriegos, comilones. Los santos de este panteón no son seres humanos ni han pertenecido a la humanidad. En esencia son la encarnación de los espíritus de la naturaleza o de fuerzas elementales. En la Santería las fuerzas naturales toman formas humanas, esas formas humanas, a su vez, tienen un sentimiento preponderante es la fuerza natural que se manifiesta, la que ordena y concede. Así lo que se hace realmente no es pedir o adorar a un dios, sino estimulas una fuerza de la naturaleza. De esta manera, a Chango lo oímos en el trueno y lo vemos en el rayo. A Oyá la encontramos en el aire y las centellas. Oshun esta en las aguas dulces de los ríos. Algayu-sola en el volcán, Yemaya es el mar.
El lugar sagrado para los yorubas es el bosque o la selva. Allí surgen, nacen y viven todos sus Orichas.
Esta religión no esta regida por libros sagrados, pues sus dioses hablan por boca de sus fieles.
La práctica de esta religión obliga a sus fieles a construir y a mantener altares, a realizar periódicamente ofrendas a sus dioses, a vestir ropas de determinado color o llevar con ellos de manera permanente determinadas prendas o amuletos.
Los Dioses lucumies, a veces precisan sangre como alimento espiritual. Por esto sus fieles le sacrificas sus animales favoritos. Para hacer estas practicas hay que tener el Ache o poder divino concedido por el santo.